La Patagonia se vistió de blanco y dio el puntapié inicial a la temporada de invierno 2025. Tras las copiosas nevadas registradas durante las últimas dos semanas de junio, los principales centros de esquí de la región abrieron oficialmente sus puertas, generando una enorme expectativa en el sector turístico. El Cerro Catedral de Bariloche, el más grande de Sudamérica, fue el primero en habilitar sus medios de elevación en la base y el sector medio, recibiendo a los primeros esquiadores y snowboardistas ansiosos por deslizarse sobre la nieve fresca.
Pocos días después, le siguieron el Cerro Chapelco, en San Martín de los Andes, que abrió con gran parte de su montaña operativa, y el centro de esquí La Hoya, en Esquel, conocido por su nieve en polvo de excelente calidad y su temporada extendida. En todos los destinos, el paisaje es el soñado: montañas cubiertas por un espeso manto blanco bajo el sol del invierno patagónico.
Las proyecciones para esta temporada son muy optimistas. Desde el Ministerio de Turismo de Río Negro informaron que el nivel de reservas aéreas y hoteleras para Bariloche durante el mes de julio es “muy elevado”, especialmente a partir de la segunda semana, coincidiendo con el inicio de las vacaciones de invierno en Buenos Aires y otras provincias. Se destaca un fuerte repunte del turismo brasileño, que vuelve a elegir Bariloche como su destino de nieve predilecto, impulsado por una mayor conectividad aérea directa con San Pablo.
En Neuquén, el panorama es similar. San Martín de los Andes y Villa La Angostura (con su Cerro Bayo) esperan una temporada récord. “Chapelco ha hecho inversiones importantes en nuevos sistemas de fabricación de nieve y en la mejora de sus paradores gastronómicos. Estamos listos para ofrecer un servicio de primer nivel”, comentó el gerente del centro de esquí.
Por su parte, La Hoya, en Chubut, se posiciona como una opción ideal para las familias y para quienes buscan una experiencia de esquí de alta calidad pero con un ambiente más relajado y precios más competitivos. “Nuestra ventaja es la calidad de la nieve y el hecho de que todas las pistas convergen en la base, lo que lo hace muy seguro para que los niños esquíen”, explican desde la concesión del cerro.
La apertura de los centros de esquí no solo moviliza a los turistas, sino que genera una inyección económica vital para toda la comarca andina, activando miles de puestos de trabajo directos e indirectos en hotelería, gastronomía, transporte, alquiler de equipos y escuelas de esquí. La nieve ha llegado y con ella, la esperanza de una temporada de invierno que traiga un respiro y prosperidad a la economía de la región.